El placentero lugar
con el que sueño seguido
cada vez que estoy dormido
es un verdeado pinar
allí quiero regresar.
Y muy cerquita del mar
entre sauces y cipreses
me descubro muchas veces
tratando de no llorar
o al menos de despertar.
Cada vez que me apetece;
el disfraz de ciudadano
me lo arranco mano a mano
y me voy donde se mece
un palmar que resplandece.
Montado en una curiara
navego mares sin puerto
y prefiero hacerme el muerto
ante esta ciudad avara
que nos ensucia la cara...
Por eso; mi buen amigo,
a tus pájaros cantores
y a tus prados y a tus flores
muy contento yo persigo,
siéndote el mejor testigo
de su gran algarabía
y de toda la poesía
que mora en su verde abrigo.
Por eso me voy contigo
de vuelta a la tierra mía...
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